La hija del ídolo: Paula y su camino entre motores y sueños

En el automovilismo argentino hay nombres que pesan, pero también hay historias que se construyen trabajando, preguntando, insistiendo. La de Paula Martínez es una de ellas.

Hija de Omar “Gurí” Martínez y hermana de Agustín, Paula forjó su propio lugar en un deporte donde las mujeres aún empujan para abrir espacio. Ella lo hizo desde adentro del taller, con curiosidad, con esfuerzo y con una pasión que no sabe apagarse.

“Había arrancado a estudiar en Buenos Aires y me volví a Paraná. Y bueno, decidí medio que a la fuerza, contra papá, arrancar a trabajar en el taller, a los 18 años”. Así empezó un camino que creció desde tareas pequeñas hasta transformarse en una de las responsables del Martínez Competición. “Arranqué haciendo mandados y después de a poco empecé a aprender, a meterme, a chusmear, a preguntar, fui aprendiendo un montón de cosas”, comenta en charla con Tribuna 2.

Hoy es una pieza clave y fundamental del equipo. “Estoy para lo que sea ayudar a papá, a todos los chicos, quizás la semana de carrera es la más movida, no tengo un rol muy definido, si no hay que estar para lo que me necesiten. Me encanta estar adentro del taller”, dice. Banquear motores, rolear los autos, revisar repuestos, acompañar en las carreras, inscribir pilotos: Paula está en todo. Y lo hace con la naturalidad de quien encontró su lugar en el mundo.

Lo que la mueve no es solo el trabajo, sino el vínculo afectivo. “Lo que más disfruto de las tareas del equipo es poder compartir con papá y con todos los chicos. Me gusta mucho, es mi vida, no me veo haciendo otra cosa”. El taller es escuela, hogar y refugio: “La mejor escuela está ahí adentro y tengo grandes profesores”, remarca.

Su vida gira en torno a los fierros y hubo un momento que la marcó profundamente. “El accidente de mi hermano fue algo que nunca pensé que iba a tener que vivir”. Por otra parte, el podio de Agustín en el TC fue un momento que dejó una huella en Paula, no solo por su hermano, sino porque representó el fruto del esfuerzo de un equipo que hacía años no vivía un podio en la categoría, una escena que guardará siempre con cariño y alegría.

También sufrió la exclusión del Gurí en 2016: “En ese momento, Agus estaba arrancando a correr, yo muy protectora siempre de ambos, era quien acompañaba a mi hermano siempre a las carreras en karting y fue duro porque tuvo que pagar los platos rotos de algo que no tenía nada que ver. Yo era bastante más chica y al querer defenderlo la pasé bastante mal. Demasiado ha dejado la huella en el automovilismo mi padre como para andar preocupándome por lo que dice el resto”, expresa.

De su papá heredó valores que lleva como bandera: “La garra, el esfuerzo, nunca baja los brazos, jamás, siempre para adelante. Con esfuerzo y humildad siempre llegan las cosas. No paramos nunca y siempre metido entre ruidos y motores”.

El “Gurí” Martínez Competición es un equipo deportivo con mucha trayectoria y prestigio en el TC, pero también una familia. “Somos todos unidos y siempre tirando para el mismo lado”, indica Paula, que a veces también pone un poco más los puntos, mostrando carácter y liderazgo.

Entre el taller, las carreras y los fines de semana en los circuitos, encontró su lugar en el mundo. Incluso cuando el equipo no compite, busca estar donde haya motores, acompañando a sus amigos, muchos de ellos también de otros equipos, con quienes comparte mucho tiempo. Ese entorno se volvió su círculo íntimo, una mezcla de familia y amistades. El deporte motor le dio los vínculos, el crecimiento personal y laboral desde pequeña, en ese ambiente se formó y aprendió a ser quien es hoy en día.

Ese amor por el automovilismo se mantiene intacto. El pasado fin de semana, Paula debutó en la Fórmula Streamers, la primera fecha con participación femenina, donde logró un impresionante segundo puesto en la final el día domingo. Su actuación abrió puertas y demostró que su talento no se limita al taller. Ahora, se prepara para volver a competir el 28 de diciembre, para cerrar el año con otra participación que ya genera expectativa y proyección.

Aunque tiene una espina: “Me encantaría haberme subido a un auto más de chica”. Aun así, con los pies sobre la tierra, sus metas están claras: “Quisiera poder seguir trabajando y viviendo de lo que me gusta con el equipo. Tengo un buen maestro y adentro del taller aprendo todos los días”. Sueña con aprender más, crecer técnicamente y sumar nuevas estrellas al equipo. “Me gustaría agregarle muchas estrellitas más al nombre”.

En un deporte donde la mujer todavía pelea por visibilidad, Paula Martínez es prueba viva de que el lugar femenino no solo existe: es imprescindible. Su historia inspira y combina trabajo, sensibilidad, resiliencia y valentía. Su voz y su presencia ya son parte de una nueva etapa del automovilismo argentino. Una etapa que, como ella, viene para quedarse.

Crédito www.t2.ar