Gesell: Erneta con sello prestado y corte de boleta vecinalista enfurece a Kikuchi

El ex intendente de Villa Gesell, Jorge Rodríguez Erneta, regresa al ring electoral con Unión y Libertad, un sello gestionado por Carlos Kikuchi y Sebastián Pareja (Este último en las sombas). La polémica con el ex alcalde es que mientras usa la marca, promueve el corte de boleta a su favor y dinamita la coherencia de la franquicia. "Nos baja el precio, nos forrea", aseguran.

Política 05/09/2025
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El regreso de Jorge Rodríguez Erneta a la política no vino con mea culpa ni con gesto de renovación: vino con el pragmatismo brutal de quien sabe que en la rosca vale más el sello que la reputación. El ex intendente, recordado en Gesell por una gestión plagada de escándalos y personalismo, aparece hoy bajo la etiqueta de Unión y Libertad, una estructura tejida por Carlos Kikuchi y Sebastián Pareja. Pero la jugada que reventó los teléfonos de la Quinta Sección es otra: mientras posa como candidato de un frente provincial, en los papeles arma campaña como si fuera dueño de un espacio vecinal y reparte boletas cortadas que lo favorecen solo a él.

En la lógica de las franquicias políticas, todo es transacción. Kikuchi y Pareja “venden” sello, estructura y logística a cambio de que los referentes locales sumen músculo territorial y, al menos en apariencia, acompañen a los candidatos seccionales. El acuerdo es simple: hacé tu lista, jugá tu partido, pero no rompas la foto colectiva. Erneta rompió la foto. Y lo hizo en la semana donde cada militante, puntero y dirigente vive la campaña como si fuera la final del mundo. Incluso en el caso de Pareja quien es el armador oficial de La Libertad Avanza, una misma estructura le sirve para proteger dos boletas, la primera marca y la segunda marca, que también es ultra comerciable en tiempos indigentes.

El enojo en Unión y Libertad se entiende: nadie paga por un sello para después ver cómo su socio estrella decide jugar en soledad. La bronca escaló porque el corte de boleta no solo resta votos a la estructura seccional, sino que desnuda la endeblez de un armado que se presenta como alternativa provincial pero termina reducido a la lógica del sálvese quien pueda. Es el síndrome de la franquicia mal llevada: cada local hace caja propia y el dueño de la marca mira para otro lado hasta que el quilombo explota.

Los afiches de Erneta en Gesell son casi un chiste cruel: cara grande, apellido enorme y cero mención a UyL. Su estrategia es evidente: mostrarse como el candidato del pago chico, con perfil vecinal, lavando cualquier pertenencia al armado provincial. Para los armadores, eso equivale a dinamitar el contrato de la franquicia. Y en política, como en los negocios, el que quiebra la cláusula de oro queda marcado como socio poco confiable.

Kikuchi, el “Chino” que supo ser mano derecha libertaria y terminó afuera por la puerta chica, conoce como pocos el arte de montar franquicias electorales con restos de naufragio: libertarios heridos, radicales ofendidos, peronistas desairados y una fauna de independientes ansiosos por colarse en cualquier boleta. Erneta es apenas un eslabón más en esa cadena, un comprador de sello que ahora juega a su antojo, aunque el precio sea romper el contrato tácito con el resto de los franquiciados.

La ironía es que quienes inventaron el sistema sabían que este era el riesgo: cuando se reemplaza la orgánica de un partido por la lógica de la franquicia, lo que se gana en velocidad se pierde en coherencia. Unión y Libertad pretendía ser un paraguas provincial, pero en Gesell quedó al desnudo como un paraguas agujereado. Erneta consiguió lo que quería: volver a escena. El resto tendrá que explicar cómo armaron un esquema que se cae a pedazos en plena campaña.

En definitiva, la franquicia política es eso: un acuerdo pragmático que sirve hasta que el ego del local es más grande que la marca. Erneta no volvió con ideología, volvió con un sello. Y cuando la política se reduce a un trámite de gestoría electoral, lo que se inaugura no es un proyecto: es un quiosco. Fuentes allegadas al “Chino” que en realidad es japonés, están al rojo vivo: “El Oso nos tira abajo el armado, si se corta solo nos jode a todos la estructura”. Y sí. Casi cooperativismo político. Partido “vengo por la mía” pero que cuide “la nuestra”.

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